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andrés monares

No hay deuda que no se pague

A un año de la segunda vuelta de las elecciones presidenciales, debo pagar una deuda de honor. Resulta que un concertacionista, a quien mantendré en el anonimato nombrándolo Alipio, por esas fechas me hizo llegar un correo-e invitando a votar por Frei y/o contra Piñera. Mas, me llamó la atención que el texto se enmarcaba en la lógica de una campaña del terror. Se nos advertía que si ganaba Piñera, la malvada derecha llegaría al poder y ahí... ¡Dios nos pille confesados!

Le respondí a Alipio que, en el fondo, no veía diferencia entre votar por los neoliberales de la Concertación o los neoliberales de la Alianza. Que en términos estrictos la derecha está en el poder ininterrumpidamente desde 1973. Por eso en la última elección presidencial, una vez más, se podía decir que entre bueyes no había cornada. Anularía mi voto: me da lo mismo quemarme en la olla o en las brasas.

De vuelta recibí otro correo-e expresándome, a modo de advertencia-desafío, que si ganaba Piñera habláramos en un año más. Se cumplió el año y debo saldar mi deuda con Alipio. Lo haré centrándome en algunos puntos. Por lo cual es manifiesto que muchos otros quedarán fuera.

Primero, un mínimo conocimiento político y socioeconómico da cuenta de que todos estos años hemos vivido en uno de los países más neoliberales del mundo. La Concertación no sólo no alteró el modelo de la Dictadura; peor aún, lo legitimó al darle un cariz democrático y hasta uno de centroizquierda. Sé que a estas alturas es una perogrullada explicar esto. Tenga Ud. la seguridad de que no quiero ofender su inteligencia. Pero, también sé que en este país la mayoría tiene menos de un mínimo conocimiento político y socioeconómico.

Segundo, si hemos vivido en un país neoliberal con una sola megacoalición, ¿qué podría hacer de terriblemente derechista Piñera? Vender lo que le queda de participación al Estado en algunas sanitarias... Mas, incluso con una casuística tan mínima, ¿es algo diferente de lo que hizo POR VEINTE AÑOS la Concertación? Lo de Piñera es, con mucho, una política homologable a la de aquella. Y en lo puntual, basta recordar la privatización que hiciera Lagos de las sanitarias de la VIII región: empresa viable y eficiente además. Al “socialista” Lagos, no a Piñera, lo amaban los grandes empresarios.

Con todo, insisto, evitemos la casuística. Veamos el tema desde el fondo político y socioeconómico: la construcción y reproducción de un modelo de sociedad, con sus ideas, conductas, instituciones y valores asociados. Si ayer Hayek y Friedman admiraban a la Dictadura, a la fecha conspicuos profesores de Chicago como Arnold Harberberg respaldan entusiastas “la buena ciencia económica” de la Concertación. Por favor, lo honesto para los concertacionistas sería señalar que el neoliberalismo les gusta, que se convencieron. No seguir mintiendo unos llamándose centroizquierdistas... ¡cuando de hecho el neoliberalismo no es ni de centroderecha! Y menos continuar otros con el pseudoargumento de que, a pesar de ser neoliberales, por la singular composición del escenario político chileno ellos son la centroizquierda... (De ser así, entre los funcionarios de la Dictadura, dado el cariz de los “duros”, ¿los “blandos” eran en verdad demócratas?).

¿Con qué cara los concertacionistas reprochan a los antineoliberales? No fuimos nosotros quienes abonamos el terreno y propiciamos que un especulador sea presidente: no fomentamos el mito de la eficiencia privada ni la superioridad de las visiones supuestamente técnicas. De hecho, no fuimos nosotros quienes estuvimos en el poder por VEINTE AÑOS, cogobernando sin la menor voluntad política de hacer cambios y parapetados tras la falacia de no tener mayoría en el Congreso (a pesar de que Lagos y Bachelet la tuvieron). No fuimos nosotros quienes nos olvidamos del pueblo y decidimos gobernar con una pequeña élite de espaldas y hasta contra aquel. No fuimos nosotros quienes nos transformamos en cortesanos de las grandes compañías, ni los que regalamos las riquezas del país (baste señalar el cobre y los derechos de agua). No fuimos nosotros quienes contribuimos a destruir la prensa independiente y así imponer sin contrapeso la “construcción social de la realidad” del oligopolio mediático-ideológico neoliberal.

Si no somos concertacionistas y sí somos antineoliberales, ¿por qué nos recriminan por anular el voto? Es más, ¡¿cómo se atreven?! Fueron ellos quienes debieron hacer algo todo este tiempo. Fueron ellos quienes debieron elegir un buen candidato. Tuvieron VEINTE AÑOS. Es de un descaro mayúsculo culpar a otros a última hora.

El moral fue el único argumento de los que escuché, que creo tiene cierta validez en contra de anular en la segunda vuelta: volverían a La Moneda los violadores de derechos humanos civiles. Sí pero (lo siento, con la Concertación siempre hay un “pero”) asimismo se pueden hacer algunas observaciones. ¿Qué hay de Frei y Lagos defendiendo a Pinochet cuando fue detenido en Londres? No sólo en cuanto individuos, obviamente tras de ellos estaban sus gobiernos y la Concertación. Y en particular, no olvidemos el indulto a Contreras Donaire del bienamado de los empresarios, ¿no fue acaso un tanteo de Lagos a la opinión pública para una posible política de abierta impunidad? Tampoco hay que dejar de lado su ley impidiendo que el Poder Judicial investigara los delitos de tortura recogidos en el Informe Valech y se guardaran los nombres de los torturadores... ¡por cincuenta años! Y respecto a Bachelet considérese la aplicación de la ley antiterrorista a los mapuches o que 170 miembros del Ejército fueron enviados el 2006 a perfeccionarse a la ex Escuela de las Américas (hoy renombrada “Instituto de Cooperación para la Seguridad Hemisférica”)... Tampoco en DDHH la Concertación pasa la prueba de blancura.

Alguien me dijo al calor de las discusiones de la última segunda vuelta que, al no tener hijos, me podía dar el lujo de no votar por Frei y por ende ayudar al terriblemente derechista Piñera. Cuando releo lo aquí escrito sigo convencido de que no soy un irresponsable maximalista. Por ende, un culpable. Los verdaderos culpables son los concertacionistas. Son ellos quienes nos traicionaron, los que incluso traicionaron a sus propias bases. No difamo a nadie, ¡lean por favor el Programa de Gobierno de Aylwin!

Sé que afirmar que la Concertación y la Alianza son lo mismo, puede parecer un insulto a los funcionarios públicos despedidos (a los que sí trabajaban y no estaban ahí vegetando por compadrazgo político) o a los damnificados del terremoto que aun no reciben ayuda del gobierno. Están en su derecho. Sin embargo, lo que aquí he querido exponer es que ambas coaliciones son neoliberales y se diferencian, por supuesto, en la forma de aplicar su ideología.

Para ir terminando, no me cabe duda de que en el fondo Piñera encabeza el quinto gobierno de la Concertación. Ha gobernado y gobernará (casi) como ellos lo hicieron. El punto es que ganó la presidencia la otra ala de la megacoalición, esa que por VEINTE AÑOS miró amurrada cómo le robaban SU modelo socioeconómico. En una mirada retrospectiva de las últimas dos décadas, no es errado aquel alegato fascista contra la Concertación por querer apropiarse de “la obra del régimen militar”.

Estimado Alipio, en resumen, pasado un año sin duda volvería a anular.

Ahora bien, si quieres tomar en cuenta los grandes logros de los veinte años de la Concertación (un sistema democrático elitista y anti participativo, exagerada desigualdad en la distribución del ingreso, pésima calidad de la salud y la educación, concentración extrema de la economía, impunidad, trabajos precarios y mal pagados, promoción del consumismo y el individualismo, una legalidad que protege a las grandes compañías mientras desampara a trabajadores y consumidores, escandalosa concentración de la riqueza, regalo de recursos estratégicos y por ende pérdida de soberanía, marco impositivo regresivo, disolución de las redes sociales y por tanto inexistencia de una sociedad civil fuerte, colusión entre el poder político y el económico, mercantilización de los derechos sociales... para qué seguir si tú también vives en Chile). Bueno, al considerar esos grandes logros, igual sin duda alguna que anularía.

5 comentarios

andrés monares -

Pedro,
Lo primero, me imagino que este comentario es para la columna "HidroAysén,
francamente, un pelo de la cola". No para esta.
Lo segundo, 2 afirmaciones como las que Ud. hace o son una broma, por lo que
no hay para qué comentarlas; o si son serias, no veo qué podría comentar.
En todo caso, aunque mi columna era política, le puedo recomendar opiniones
técnicas de académicos respecto al tema energético en Chile: como el prof.
Carlos Meier (http://pdfcast.org/pdf/hidroelectricidad-realmente-sustentable)
o algunos de los trabajos del prof. Roberto Román ubicables en la red.
atte.,
am

El 25 de mayo de 2011 16:39, Blogia <
andresmonares.2011012601....@email.blogia.net










































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Andrés Monares
Scribd

Pedro Peña Lopez -

No sea tan negativo hombre, me imagino que usted tambien consume indiscriminadamente electricidad

mike -

toda la razón profe, estoy neoliberales con bandera socialista encontrarían trabajo en cualquier subasta. "lindo país esquina con vista al mar".

estuve a punto de inscribirme y votar, pero bueno, mejor haber tenido la ci vencida.

muy buenas lineas

Rodrigo Prieto -

Interesante punto de vista sobre ""alegato fascista contra la Concertación por querer apropiarse de “la obra del régimen militar”".

Mario Pino P. -

Estimado Andrés
Con mis más de 65 años, tampoco me arrepiento hoy día por haber votado nulo.
Y lo volvería a hacer.